Por Ivis Gutiérrez Guerra
Introducción:
Uno de los rasgos distintivos de las últimas décadas del siglo XX ha sido el surgimiento de la problemática migratoria como un tema central en los debates internacionales, tanto políticos como científicos. Las migraciones humanas, que hasta la actualidad habían sido tratadas de manera coyuntural, según necesidades específicas, se instalan como un fenómeno que es atendido, tanto por países emisores de migrantes como por los receptores de los mismos. Este cambio es el resultado, en gran medida, de la evolución del capitalismo a formas de producción más especializadas y deslocalizadas, además de la altísima polarización de las riquezas, que han contribuido a que los flujos migratorios asuman roles diferentes dentro de la lógica de reproducción de este sistema. Todo ello ha conllevado a que los flujos de migrantes con baja calificación sean considerados como disfuncionales para gran parte de los países receptores, en su gran mayoría países desarrollados, los que buscan soluciones para la contención de los migrantes en sus países de origen, mientras se estimula la migración de personal altamente calificado y especializado, que resulta indispensable para el desarrollo de las economías del conocimiento.