Por José Manuel Caamaño López
Introducción:
La relación entre ciencia y religión, así como sus interpretaciones, ha pasado por momentos distintos a lo largo de la historia. Ian Barbour, en su importante obra titulada Religión y ciencia, llega a distinguir hasta cuatro formas distintas de entender esta relación, a saber: conflicto, independencia, diálogo e integración. Con todo, y a pesar de lo pedagógicas y claras que resultan esas formas, cuando uno analiza con detalle el discurrir de la historia parece que, en el fondo, lo más que se puede decir, como bien puso de relieve John H. Brooke, es que se trató de una relación caracterizada por la «complejidad», de manera que cualquier forma de encasillar la historia y sus avatares nunca resulta del todo satisfactoria. Y no lo es incluso cuando al analizar los conflictos de algunos casos emblemáticos no tenemos suficientemente en cuenta los contextos y las motivaciones últimas de tales conflictos sucedidos a lo largo del tiempo. Por eso sería simplista decir sin más que la religión está contra la ciencia o viceversa, dado que el fondo semejante afirmación parte de unos presupuestos que no tienen porqué ser los adecuados.
En cualquier caso, como hace ya bastantes años escribía el filósofo norteamericano Alfred N. Whitehead, «cuando uno considera lo que la religión representa para la humanidad y lo que la ciencia es, no es una exageración decir que el curso futuro de la historia depende de la decisión de esta generación sobre la relación entre ambas. Tenemos aquí las dos fuerzas generales más fuertes que influyen en el hombre y que parecen situarse una contra la otra: la fuerza de nuestras intuiciones religiosas y la fuerza de nuestro impulso por las observaciones precisas y las deducciones lógicas». Más allá de la posible exageración de las palabras de Whitehead, lo cierto es que tanto la ciencia como la religión son elementos esenciales de la cultura y cuya relación mutua siempre ha estado marcada, como decíamos, por la «complejidad», al menos desde el surgimiento de la ciencia moderna, aunque aún hoy esas tesis decimonónicas del enfrentamiento no dejan de tener presencia en distintos ámbitos hasta calar incluso en la generalidad de la cultura. Sin duda la relación entre ciencia y religión sigue siendo hoy un tema de gran interés y con muchas consecuencias en distintos niveles.