Coordinado por Jorge Ramírez Plascencia
Universidad de Guadalajara
México
2018
ISBN: 9786075470870
328 PP.
Introducción:
Hemos reunido un conjunto de trabajos sobre algunos conceptos utilizados en las ciencias sociales: sus definiciones, sus usos y los modos en que fueron aplicados en investigaciones en marcha o concluidas. El tratamiento que se ofrece en este libro fue hecho a partir de dos preocupaciones: una de naturaleza meta-empírica –si se nos permite la expresión– por la que se busca aclarar para cada concepto analizado, su historia, significados y usos en la literatura; la segunda está referida a la investigación en sí misma, en la medida que se intenta describir cómo fue empleado cada concepto para poner en evidencia aspectos de la realidad que se quieren delimitar y volver relevantes para la orientación del trabajo empírico, así como para la interpretación de los resultados de investigación.
Un libro así concebido no es común. Normalmente, los resultados de la investigación ocupan todo el contenido; los conceptos usados apenas se definen y enseguida se da cuenta de lo que permiten poner de relieve. El momento de reflexión previa, donde los conceptos son analizados y ponderados por sí mismos, no se realiza o –si se hace– no se reporta. En nuestra opinión, esto es sintomático de lo que ha devenido en buena medida la investigación social: una faena con datos que suele ocultar sus condiciones de emergencia, fundamentación y justificación, o dicho en términos de una vieja y conocida distinción debida a Hans Reichenbach: que deja sin aclarar sus contextos de descubrimiento y justificación. La situación es paradójica. No es que los conceptos hayan dejado de ser importantes para la investigación social; siguen siéndolo e incluso cada vez se generan más. Se podría sostener, de hecho, que existe una especie de inflación conceptual en las ciencias sociales. Sin embargo, esta aparente centralidad de los conceptos y su proliferación, no se acompaña por un análisis cuidadoso de su naturaleza y alcances.
En esta breve introducción queremos comprender las razones de tal paradoja. Una posibilidad es que la tarea de crear conceptos en ciencias sociales es trivial y no requiere ningún tratamiento especial. En cierta medida, este argumento lleva razón. Numerosos “conceptos” que circulan en la sociología, las ciencias políticas, la antropología, la historia, la psicología, etcétera, son poco más que ocurrencias verbales y cuesta creer que su formulación haya requerido de una experticia particular. Aparte de su poder de evocación, relativa novedad y cierto halo de misterio que los rodea, no parecen requerir ninguna justificación especial. Se bastan a sí mismos. Pensemos en el adjetivo “líquido” que Bauman usó para calificar a la modernidad, el amor, la educación y otras cosas más. La palabra se vuelve un recurso bastante flexible cuando se usa como metáfora y tiene la virtud de mantenerse en el horizonte de entendimiento de cualquier lector promedio. No obstante, sería erróneo ver esfuerzos semejantes de “conceptualización” en las ciencias sociales como el estado normal, por más que abunden y parezcan intrínsecos a su quehacer. Nuestra opinión es que es más bien la consecuencia de una incapacidad de las ciencias sociales para construir, a lo largo del siglo xx, una perspectiva propia sobre ellos que sirviera para aclarar su papel en la investigación y darles legitimidad científica. La postura común durante este tiempo fue de minusvalía frente a la física y las ciencias naturales en general. Respecto de ellas, la construcción de conceptos en las ciencias sociales se consideraba deficiente, aunque se tenía confianza en que, con la debida crítica y orientación, se podría eventualmente cerrar la brecha entre las ciencias. Sin embargo, había en curso otros cambios culturales que terminaron por vulnerar, desde fuera de las propias ciencias sociales, la reflexión de los científicos sobre las condiciones de creación y validación de conceptos y teorías. Pensamos en particular en la crisis de la educación humanista y la debacle de la epistemología orientada hacia la búsqueda de fundamentos.