Por Jaime Requena
Resumen:
Hasta mediados del siglo pasado, la investigación científica en Venezuela era relativamente escasa. Sin embargo, nuevas condiciones políticas, económicas y sociales cuidadosamente construidas durante la segunda mitad del siglo XX, propiciaron un gran auge de la ciencia y la tecnología local que fueron puestas al servicio de la comunidad. Los dos grandes hitos en ese proceso fueron: la creación del Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales, posteriormente reestructurado como Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, donde Marcel Roche lideró la generación de un Ethos para el investigador científico venezolano, y la profesionalización de la actividad mediante la creación de las Facultades de Ciencias, parte fundamental de la notable expansión del sistema de educación superior dentro de la reformulación de las universidades autónomas. Hoy en día, quiméricas políticas públicas (agrupadas bajo el socialismo del Siglo XXI) han arruinado al país y desatado una crisis de proporciones inconcebibles y en la que destaca la emigración masiva de venezolanos, incluyendo buena parte de talento académico local. De hecho, el daño hecho al sistema nacional de ciencia y tecnología es tan extenso que señala su ocaso.