Por Álvaro Rodríguez-Díaz
Resumen:
La globalización capitalista afectó a la estructura del fútbol como representación del resto de la sociedad, expresando similares desigualdades económicas y estatuarias. A nivel micro, el fútbol como espectáculo es un argumento muy importante para la interacción social cotidiana, cohesionando a los sujetos alrededor de un consumo que es transnacional. A nivel macro, está integrado en un proceso económico de acumulación que abrió brechas entre los clubes, polarizando las diferencias en un símil de una lucha de clases. El sucesivo control de la violencia estuvo relacionado con el aumento de la comercialización del espectáculo para lo que fue necesario un nuevo diseño de los estadios y a una mayor cobertura televisiva para una audiencia global e interclasista. Los grandes clubes europeos y las organizaciones que los integran pugnan por la centralización de poder en una agresiva competencia por un mercado en aumento. El proyecto de la llamada Superliga europea sirve para ilustrar las pugnas por el control económico de los clubes bajo el rol monopolístico que desempeñan los organismos internacionales del fútbol.