La segunda semana de julio de 2021, la zona central oeste de Caracas denominada El Paraíso, vivió tres días de intensas confrontaciones armadas entre las fuerzas policiales y las bandas criminales de una cadena de barrios del sur oeste de la ciudad conocida como La Cota 905.
Los enfrentamientos que presenciamos fueron el hito que marcó la ruptura de acuerdos que duraron cuatro años entre las bandas criminales aliadas y representantes del gobierno de Maduro. Fueron también el hito que marcó el fin de la gobernanza criminal más evidente en la ciudad. Dichos acuerdos, que eran un secreto a voces, se habían fraguado en el calor del colapso económico y la conflictividad social y política que tomó la ciudad en 2017, y vinieron después del fracaso de los Operativos de Liberación del Pueblo, las operaciones militarizadas anticrimen más violentas que los venezolanos hayamos presenciado en nuestra historia.
Monitor de víctimas, un reconocido registro epidemiológico de muertes violentas, documentó que en Caracas, a partir de 2018, la tasa de homicidio pasó de 40 a 16 homicidios por cien mil habitantes en 2021. Esta disminución fue particularmente marcada en las parroquias de Santa Rosalía y El Paraíso donde se extendían las bandas criminales. A un año de los acuerdos entre las bandas criminales y el gobierno de Maduro, entre 2018 y 2019, las tasas de homicidio descendieron a la mitad en Santa Rosalía al pasar de 50 a 24 homicidios por cien mil habitantes. En El Paraíso descendieron de 36 a 20 homicidios por cien mil habitantes. Otra parroquia como Petare, tradicionalmente con elevadas tasas de homicidios y presencia de bandas criminales, presentó descensos en sus tasas de homicidio, pero mucho más modestos. En esta parroquia los homicidios disminuyeron de 46 a 42 homicidios por cien mil habitantes.