Marxismo como teoría política contemporánea

Marxismo como teoría política contemporánea

Por Carlos Andrés Ramírez y Odín Ávila Rojas

Introducción:

El marxismo no es una doctrina. Muchos de los intentos de refutación, incluyendo los más sofisticados, presuponen lo contrario: se trata de deshacer un sistema total y transparente. Tal como si el trabajo de Marx mismo no hubiese sido un work in progress nunca, en realidad, consumado; tal como si la obra de Marx no comprendiese un conjunto de estratos, géneros y periodos heterogéneos; tal como si pensar a dos cabezas, como sucedió con Marx y Engels, no generase síntesis y caminos paralelos de ideas; tal como si el marxismo, como un tipo de teoría con una fuerte vocación política y no como uno abstracto y contemplativo, no hubiese mutado, una y otra vez, en vista de transformaciones estratégicas e institucionales; tal como si el marxismo mismo no fuese la historia, expandida a nivel global y, por tanto, siempre impregnada por dinámicas locales y regionales, de los fraccionamientos, crisis, recomposiciones e hibridaciones de un cierto estilo de pensamiento y acción. El marxismo, como una tradición de pensamiento científico-social, como una ideología política (¡perdónanos, Althusser!) y como un patrón de formas de organización y acción colectiva, inspirados por Marx y Engels, no puede ser así un sistema de pensamiento. Toda tradición es plural y temporal. Hablar, en consecuencia, del marxismo como teoría política no es ni promover ni criticar una doctrina particular. Tampoco relanzar un marxismo versión 2021.0 que, ahora sí, superará las flaquezas de versiones previas. Se trata, más bien, de rastrear las ramificaciones, oposiciones, diálogos y parecidos de familia entre distintas apropiaciones recientes de una tradición viva.

Este es el punto de reunión para los miembros de la Asociación Venezolana de Sociología. Nuestro principal interés es proporcionar información a los sociólogos venezolanos, ya sea que formen parte de la AVS o no.
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