Teoría social desde América Latina

Teoría social desde América Latina

Dirigido por Mauricio Chama y Sergio Tonkonoff
Argentina
Editorial Universitaria Villa María
2019
495 PP.

Prefacio. Imágenes de la complejidad y teoría

Como reiteradamente se destaca, las teorías sobre la sociedad son un tipo de construcción social. Estas forman parte de los modos con que la sociedad se describe y observa a sí misma. Dado que existen muchas otras posibilidades para llevar a cabo tal función comunicativa, cabe indicar los problemas a los cuales las ciencias sociales se enfrentan para producir sus ofertas de conocimiento teórico.

El principal obstáculo –y obvio– de las teorías sobre la sociedad es que no pueden representar punto por punto todo aquello que incluyen entre sus intereses. Estas producciones irremediablemente deben rendirse ante la complejidad y asumir sus riesgos al seleccionar sus propuestas de caracterización de la sociedad. Finalmente, serán tales selecciones las que permitirán, desde otras posiciones, juzgarlas.

Puesto que las teorías sobre la sociedad pueden considerarse como componentes de la sociedad no pueden sorprender sus condicionamientos sociales. Cualesquiera que sean sus contenidos específicos (estructuras o procesos), etiquetas (descriptiva o emancipadora; estructuralista o marxista) o alcances (global o local), las teorías sobre la sociedad adquieren sentido en su contexto específico. Este contexto es proporcionado por una comunidad que fija institucionalmente sus condiciones de producción, notificación y aceptación. Para el caso se trata de la comunidad de las ciencias abocadas al entendimiento de la sociedad.

En tal sentido puede teorizarse sobre ellas para dar cuenta de la contingencia que subyace a sus declaraciones. Pero ello no escapa a los condicionamientos; la contingencia de la selección teórica solo cabe dentro de los márgenes de las convenciones vigentes respecto a la aceptabilidad de estas comunicaciones sobre la sociedad, convenciones que a su vez están siendo condicionadas. Esto va más allá de considerar a una teoría como falsa o verdadera, o útil o inútil.

El problema que queda planteado como una referencia fundamental, si se acepta lo anterior, es el de los criterios de aceptación, y de valoración, de las teorías sobre la sociedad. Más aun, como se dijo, no pueden suponerse incondicionadas ni pueden recurrir a avales externos a ellas. Los condicionamientos de la teoría no permiten cualquier producto. No se trata solo de tener que prescindir de valores y de aplicar procedimientos estándares, eso ya es una selección (cuyos contenidos, por lo demás, son dinámicos). A ello se añade la desazón de la insalvable autorreferencia de sus selecciones, lo que inhibe tanto descargarse en el relativismo como la ingenuidad del representacionismo.

Para el caso de las ciencias sociales la complejidad social es demoledora. Los contenidos de la sociedad se encuentran débilmente fijados y sus estados futuros son indeterminables. No es una máquina trivial; su historia no se repite, se mantiene cambiando.

Debilitados los anclajes con el pasado y fortalecidas las incertidumbres sobre el futuro, se vuelve muy problemática la aceptación de una teoría general y unificadora de la sociedad. Esta puede ser ininteligible, pues debe ser equivalente a un objeto que es hipercomplejo. Por ello las teorías sobre la sociedad que no quieren desvanecerse rápidamente se sostienen –para disgusto de muchos– en argumentaciones fundamentadas epistemológicamente y en comunicaciones en extremo abstractas.

La sociedad es hipercomplejidad. A los intentos teóricos solo les queda hacerse cargo de ello para, si es lo que se valora, ofrecer interpretaciones y consejos a los otros componentes de la sociedad (por ejemplo, a quienes buscan en ellos fundamentos para sus propuestas). Las otras teorías –la gran mayoría–, ignorando su parcialidad y limitadas en sus pretensiones, sencillamente quedan fuera de este juego, aunque con ello podrían incrementar sus opciones políticas o su popularidad.

Para finalizar digamos que, ciertamente, la producción de conocimientos teóricos en nuestra región requiere afrontar desafíos como los que hemos indicado. No visualizamos ningún obstáculo inamovible para ello. Estimo que este libro y la heterogeneidad de sus contenidos es un pequeño pero gran paso en esta dirección, que cumple con creces la función de animar los debates que requerimos.

Este es el punto de reunión para los miembros de la Asociación Venezolana de Sociología. Nuestro principal interés es proporcionar información a los sociólogos venezolanos, ya sea que formen parte de la AVS o no.
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